miércoles, 19 de febrero de 2014

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

LA CUARESMA EN FAMILIA
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
Ser los primeros en amar

Cuantas veces el Santo Padre nos anima a enamorarnos del Amor: “En definitiva, todo parte del amor y tiende al amor. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recib imos el primer contacto –indispensable- con lo divino, capaz de hacernos “enamorar del Amor”, para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás”.

Y como respuesta a este gran Amor, nos lleva sin duda a “ser los primeros en amar”. Que siguiendo las palabras de Chiara Lubich, esta manera de amar a todos, siendo los primeros en amar que exige el verdadero amor, parece muy difícil y muy lejano, y requiere una auténtica conversión, pero así es como ama Dios, y Él –si queremos– nos da la gracia para amar de este modo, es decir, para hacer el bien a todos, nos da un modo nuevo de mirar a los demás; si nos encaminamos por esta senda del amor, Él nos da la fuerza y hace que caigan las barreras del racismo, del particularismo, del quererse enrocar en los propios privilegios.

Es decir, si se ama así, se hace justicia, se establece la igualdad, se experimenta lo que es la auténtica compasión, y además, nos dice Chiara, si se ama así se obtiene la alegría, que tantos andan buscando y mendigando desesperadamente por sendas que sólo llevan a la más profunda decepción. Si se ama así, se produce en nosotros una auténtica conversión, se adelanta más en cuarenta día, que en cuarenta años si solo nos paramos a mirarnos en nuestras imperfecciones.

El ser el primero en dar el paso del amor, no significa soportar, doblegarse, aceptar todo pasivamente, sino que ser el primero en amar es justamente todo lo contrario de la debilidad, pues se requiere una extraordinaria fortaleza de ánimo para hacerlo.

Éste punto del “arte de amar” es el más difícil de todos, porque tomar la iniciativa en el amor pone a prueba la pureza del amor. Es verdad que a veces los otros pueden aprovecharse de quien vive con esta actitud, pero el amor tiene en sí mismo la propia recompensa: Jesús ha resucitado, ha vencido a la muerte, y también ha denunciado con fuerza la hipocresía, la falsedad, las injusticias… Esto es amor puro, y es todo lo contrario de la pasividad.

Entonces ¿qué hacer esta semana? Si ya nos esforzamos en amar a todos, tenemos que ser “los primeros en amar”, veremos como nuestra vida cambia, como cambiamos nosotros. Nos ponemos manos a la obra, y después nos contamos como nos va.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente el amor cristiano es una divina aventura con consecuencias imprevisibles. Ante un mundo como el nuestro, en el cual se teoriza sobre la lucha, la ley del más fuerte, del más astuto, del que tiene menos escrúpulos, y donde a veces todo parece paralizarse por el materialismo y el egoísmo, la respuesta que hace falta es el amor al prójimo; así, la promesa de Dios a Abrahan, promesa que hace a cada uno de los que como el Padre de la Fe, cree que lo que se le ha dicho se cumplirá, es todo un mensaje de esperanza. Y Ésta es la medicina que lo puede sanar, pues cuando vivimos el mandamiento del amor no sólo se tonifica nuestra vida, sino que repercute en todo lo que tenemos alrededor; es como una ráfaga de calor divino que irradia y se propaga, penetrando en las relaciones entre personas y entre grupos y transformando poco a poco la sociedad. Y podrá llevarnos donde sea si creemos en El.
FJHM. Granada.